¡Bad Bunny es el rey de la nueva industria musical!

Ya no hay duda: cuando en el futuro los críticos traten de fijar la memoria de lo que fue la era del binomio música urbana/streaming; el nombre de Benito Antonio Martínez Ocasio, más conocido como Bad Bunny, aparecerá en letras mayúsculas, con subrayado y negrita. Como mínimo.

Sus diez nominaciones en los premios Grammy Latinos 2022 de este jueves, que incluían categorías como mejor grabación, mejor álbum o mejor canción de rap, es solo una nueva muestra de este éxito. Sin embargo, la cosecha no ha sido finalmente tan abundante y el artista portorriqueño quedó eclipsado por otras estrellas como Rosalía o Jorge Drexler. En una noche en la que, además, fue el gran ausente, El Conejo Malo consiguió hacerse con cinco gramófonos: Mejor canción urbana por Tití me preguntó(también galardonada como Mejor actuación urbana), Mejor canción rap por De Museo, Mejor álbum de música urbana con Un verano sin ti y Mejor actuación reguetón por Lo siento BB:7, con Tainy y Julieta Venegas.

Bad Bunny fue uno de los grandes triunfadores de la noche.

Pero más allá de la noche de hoy, no resulta descabellado afirmar que Bad Bunny es un artista clave para entender la revolución en la industria en el último lustro, tanto en los gustos juveniles como en lo que respecta a su difusión. Todo en su corta pero meteórica trayectoria sirve para explicar lo que ha ocurrido: una juvenil mezcla de trap, reguetón, ritmos caribeños e incursiones en el pop más convencional, y una habilidad incontestable para venderla a través de las nuevas vías de promoción y distribución de la música pop. Es decir, la trinidad redes sociales-Spotify-Youtube.

Nacido en 1994 en un barrio modesto de Vega Baja, este joven tímido y admirador de Daddy Yankee comenzó en la música combinando sus primeros trabajos lanzados por la plataforma SoundCloud con un modesto empleo de enpaquetador en un supermercado. De allí al estrellato en solo un año: 2017. Y hasta hoy, que cuenta con un vasto currículum en el que destacan 95 sencillos, entre los propios y las colaboraciones, dejando claro que la música de hoy ya no la dominan los discos Long Play sino el meticuloso lanzamiento por entregas de un sinfín de singles.

Su cuarto álbum de estudio Un verano sin ti, lanzado la pasada primavera, es el último ejemplo de este fulgurante éxito. En un tiempo récord, el Conejo Malo arrasó en las principales plataformas: más de 1.200 millones de visualizaciones en Youtube y 3.000 millones de reproducciones en Spotify, lo que se estima que resulta en unos beneficios de cerca de 12 millones de dólares. Sólo en dos meses. Fueron cifras astronómicas, muy superiores a sus principales competidores en la constelación de estrellas del pop, se llamaran Harry Styles, Shakira o cualquier artista del K-Pop que se preciara. Y todo ello superando cualquier barrera idiomática.

Y lo peor -o lo mejor- es que Bad Bunny parece estar acostumbrándose a repetir éxito tras éxito. En 2021 logró convertirse en el artista del planeta más escuchado en la plataforma sueca, con más de 9.100 reproducciones. Ya lo había conseguido en el pandémico 2020 y este año va camino de lo mismo. Colecciona nominaciones y premios -más lo primero que lo segundo- y su influencia trasciende lo meramente musical: sus extravagantes atuendos marcan tendencia y sus opiniones críticas cada vez ganan más adeptos, especialmente entre los muy jóvenes.

Un reguetón con más mensaje

De hecho, a Bad Bunny también se le puede otorgar el mérito -o al menos es uno de los culpables- de cambiar la imagen de las músicas urbanas. Aunque empezó reproduciendo alguno de los clichés más denostados del reguetón -letras vulgares y machistas-, lo cierto es que ha ido trufando su discurso de crítica y conciencia social sin perder su imagen canalla.

Especialmente interesante ha sido su reivindicación del colectivo LGTBI+. En 2019 fue muy crítico con su paisano Don Omar por el contenido machista de sus letras y fue célebre en 2020 su aparición en el show de Jimmy Fallon, el late night televisivo más popular de los EE.UU., en la que denunció el asesinato de una mujer trans con el siguiente lema estampado en su camiseta: “Mataron a Alexa. No a un hombre con falda”. Su propio estilo refleja esta preocupación: suele maquillarse o pintarse las uñas con el fin de acabar con los estereotipos de género y siempre que tiene ocasión, lo reivindica.

Ricky Martin, Bad Bunny y Residente lideraron una protesta en Puerto Rico contra el gobierno en 2019.

También es muy recordado que, junto a otros artistas de su país como Residente o Ricky Martin, se unió a muchos de sus compatriotas en una protesta en las calles que reclamaba la dimisión de Ricardo Rosselló como Gobernador de Puerto Rico. Y lo consiguieron. Asimismo, también reivindica habitualmente sus raíces latinoamericanas y es muy crítico con la segregación de las músicas latinas en EE.UU.