Cuando se oye el nombre de Nicky Jam, automáticamente se relaciona con el éxito dentro del competido mundo de la música urbana, pero hay más. Nick Rivera Caminero, el verdadero nombre del artista nacido en Boston en 1981, ha tenido una atribulada vida de la que no todos están al tanto. Episodios de drogas, delincuencia y muchas dificultades son parte de la historia personal de este famoso artista.
Fue en 2015 que Nicky Jam consiguió la fama internacional de manera definitiva. El tema ‘El perdón’ logró que el artista ganara gran popularidad en mercados como España, Alemania, Francia, Portugal y Suiza. Fue así que conquistó el gusto de las audiencias más allá de los límites del patio latinoamericano. De hecho, ese mismo año, el artista se alzó con el premio como Mejor interpretación urbana en la ceremonia de entrega de los premios Grammy Latinos.
La música fue siempre una constante en la vida de Nicky Jam. Desde muy joven tuvo la oportunidad de pertenecer a la industria de manera formal. A los 14 años fue descubierto y fichado por una discográfica boricua. Poco después conoció a Daddy Yankee y en vista de la química que tuvieron y las ambiciones que compartían, decidieron unirse profesionalmente y formar el grupo Los Cangris. Nicky Jam contaba apenas con 15 años y Daddy Yankee con 19. Aún así, con considerados los “padres” del reguetón tal y como se le conoce hoy.
Fue entonces cuando el éxito se le subió a la cabeza a Nicky Jam y los planes se fueron por la borda. Envuelto en problemas de adicciones, el nativo de Boston comprometió la estabilidad del grupo hasta el punto de que la mancuerna se separó en 2004. Si bien es cierto que lograron mantener su amistad, cada uno tomó caminos separados. Daddy Yankee directo al estrellato internacional y Nicky Jam hacia un oscuro camino que terminó pasándole factura.
Quizás el punto más bajo de esa época fue 2008. Para ese momento los problemas de las drogas eran bastante serios y lo encaminaron hacia una profunda depresión. En ese estado, su rendimiento profesional era bastante pobre, lo cual le hizo gastarse la mayor parte de sus ahorros y empezar a presentarse en la calle para subsistir. En este marco, una noche fue detenido por la policía de Puerto Rico por conducir un coche con denuncia de robo a gran velocidad y bajo los efectos del alcohol.
“Estuve en la cárcel, estuve en los peores momentos de mi vida. Tuve un momento muy oscuro en mi vida donde ya la gente no daba ni un peso por mí, donde la gente no quería escuchar mi música”, declaró el artista en 2017.
Después de esa experiencia tras las rejas, Nicky logró terminar con su adicción a las drogas y se radicó en Colombia para retomar su carrera musical. Era otro. Lo que había aprendido en su tiempo preso había calado hondamente. “Se aprenden cosas buenas. Una de las cosas que más aprendí es a disfrutar de la libertad”, dijo.
Desde entonces, el artista ha estado enfocado en la música. Con altos y bajos, ha logrado mantenerse alejado de las drogas, e incluso, ha querido que su historia sirva de inspiración a jóvenes que pasan por la misma situación. Es por eso que hizo el documental Nicky Jam: El ganador, en 2019. “La intención era que la historia tocara a la juventud. Fue muy gráfico para que la gente viera del boquete del que salí. Si lo hacía bonito, los jóvenes no se identificarían”, contó a Pablo Motos en el programa El Hormiguero.
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